DOS COSAS (Razón vs Verdad)
RAZÓN VS VERDAD
Luis M. Moreta
Dos cosas hay con que usted pudiera querer justificar sus hechos delante de
Dios; solo una logrará su cometido.
No. 1, La Razón.
No. 2, La Verdad.
CUAL DE ELLAS ELEGIRÍA USTED??
FORMULA No 1: La Razón. Es la excusa o el pretexto por lo que los individuos actúan, movidos por sus propios pensamientos. Y por actuar en sus razones viven en la esclavitud de sus hechos, y de las maquinaciones de sus pensamientos.
FORMULA No. 2: La Verdad. Es el recurso que justifica a los individuos que actúan amparados en lo honesto, y que, por actuar en la verdad, viven irreprensibles ante las leyes celestiales.
En evangelio de Juan Cap. 8, desde el verso 31, algunos judíos habían creído en Jesucristo, otros se revelaron contra él intentando agredirle con piedras amparados en sus razones religiosas.
RESULTADOS: A quienes se rebelaron (aun siendo religiosos), Jesús les declaró que eran esclavos del pecado y, por ende, hijos de su padre el diablo. A los que creyeron les declaró: Si ustedes permanecen en mis palabras, serán mis verdaderamente mis discípulos, y conocerán la verdad, y las verdad los hará libres.
_Que formula escogería usted? la razón, representada en los individuos que actúan segun las maquinaciones de sus pensamientos, o la verdad representada en los individuos que actúan por la justicia de Dios, y que hace verdaderamente libres a los hombres?
RECOMENDACIÓN:
Entréguele al Señor Jesucristo todo su
ser, y él le guiará a caminar por la verdad, y solo así será libre.
TRATADOS
ENCUENTRO OPORTUNO
Por Luis M. Moreta
Don mercante y doña clientina
El caer la tardecita sobre el agitado pueblo, se desmontó de un vehículo una doña compradora; entró a un establecimiento, y saludó sin demora.
-Buenas tardes, don Mercante.
-Muy buenas tardes, doña Clientina,. Que le trae por este sitio?- preguntó don Mercante.
-ya usted puede ver, como siempre- contestó la doña. –buscando algo que comprar. ¿tiene usted buenos productos?
-Bien sabe usted que de eso yo me ocupo, la doña, pida lo que quiera y verá.
Doña Clientina, un poco dudosa, da una ojeada por los tramos, y dice: ¿Sabe usted amigo mío? Siempre espero me vaya bien en mis compras, pero a veces solo me venden engaño.
-Eso no es extraño, amiga mía. El engaño es un ingrediente que sazona los servicios cotidianos de las gentes cuando no tienen esperanza; ponen su corazón en la materia, y buscan lo mejor para ellos, aunque creen que lo mejor son las deshonestas ganancias de sus malas o buenas mercancías.
-Sí, pero- intervienen doña Clientina- ¿y la lay y la justicia?
-Señora, la justicia mejor es la de Dios, y la ley son las Sagradas Escrituras, y hay que conocerlas porque nos guían a toda verdad. Yo, como comerciante, me guio por ellas, y espero de Dios la bendición.
-Bien, don Mercante, creo que es lo correcto… ¿Cómo están los precios, con altura?- Don Mercante sonríe, y responde: -Es mi deber hacerlo todo con altura, pero no los precios; de ellos podríamos decir que están por las Escrituras, lo más justo posible para satisfacción de mi jefe.- ¿Cuál es su jefe, señor? ¿No que es suyo este negocio?
-Bien que sí, pero desde que entregué mi vida a Jesucristo, El gobierna mis asuntos. ¿No ve usted que la medida está completa?
-Eso estoy notando, don Mercante, es muy diferente.
-Tiene que ser diferente. En Proverbios 20:10 dice: Pesa Falsa y medida falsa, ambas son abominación a Dios.
-Sí, así, mismo es, don Mercante. Varios comerciantes compran a $100, dicen: me costó $250, vendo barato en $275, ¿Qué le parece amigo?
Si señora, así hacen los mentirosos acorralados por la avaricia. Los temerosos de Dios estamos apercibidos por Proverbios 28:22, que dice: Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza. Y más aún, en efesios 5
.5, que dice: Porque sabéis esto. Que ningún fornicario o inmundo, o avaro, que es idolatría, tiene herencia en el Reino de Cristo y de Dios. De esta clase de gente es que se refiere Prov.20:14, cuando dice: El que compra dice: malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba. Cuando el hombre pone su corazón en ls riquezas termina en la miseria espiritual, moral, y muchas veces hasta sin dinero mi corazón no está en este negocio, por eso trato con justicia. Mi fe está en Dios que meda paz, salud y salvación.
-Bien,- respondió doña Clientina –ahora sí comprendo por qué Jesucristo es su jefe, y de seguro que desde este mismo momento lo hago mío también…, hasta luego don Mercante.
Hasta luego, doña Clientina.
¿Quiere usted también hacerlo su jefe?
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