viernes, 23 de marzo de 2012

LEVANTATE Y RESPLANDECE



Una gran victoria ha de venir


Por cuanto es sumamente seguro que a algunos de ustedes Dios les ha hecho participes, por medio de la palabra profética o a través de la lectura de la Biblia, de alguna grande promesa; tal vez la respuesta a una oración, o ya sea la salida de una situación caótica de la que no se hayan podido librar por sí solos.
Si La Palabras de Dios llevadas a sus oídos o enviadas a su corazón se parece a estas:
"Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria". (Isaías 60:12).
O palabras como estas:
"Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente". (Jueces 6:12).
Es porque las cosa comienzan a cambiar.
Dios nunca enviaría estas palabras sin que haya dispuesto para nosotros una gran victoria; mas, si no hay una gran batalla, ¿Cómo obtendríamos una gran victoria?


Quien tiene que enfrentarse a los desafíos, a los inconvenientes, a los PROBLEMAS es el hombre y la mujer de fe a quienes Dios dirige sus palabras.
Cuando el ángel, que debajo de la encina sirvió a Gedeón estas palabras de Jueces 6:12, le dijo, además:
Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? (verso 14).
No era que ya este joven preservador de los recursos de su casa tenía el problema resuelto, es que ya se había dado, desde los cielos, el decreto de que el problema se resolviera con los recursos divinos o espirituales, pero con la gestión y con la diligencia humanas.
Había que acudir al terreno de la batalla.
Había que conquistar.
Gedeón lo entendió. Respondió al llamado, y conquistó, y obtuvo una gran victoria que favoreció a su casa, a su comunidad; y más aun, satisfizo la voluntad de Dios quien le escogió.
De modo que si usted ha recibido de Dios estas palabras, actívese porque gran victoria le espera a usted, a su familia y a su comunidad.
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
(Isaías 60:12).



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TRATADOS

ENCUENTRO OPORTUNO Por Luis M. Moreta Don mercante y doña clientina El caer la tardecita sobre el agitado pueblo, se desmontó de un vehículo una doña compradora; entró a un establecimiento, y saludó sin demora. -Buenas tardes, don Mercante. -Muy buenas tardes, doña Clientina,. Que le trae por este sitio?- preguntó don Mercante. -ya usted puede ver, como siempre- contestó la doña. –buscando algo que comprar. ¿tiene usted buenos productos? -Bien sabe usted que de eso yo me ocupo, la doña, pida lo que quiera y verá. Doña Clientina, un poco dudosa, da una ojeada por los tramos, y dice: ¿Sabe usted amigo mío? Siempre espero me vaya bien en mis compras, pero a veces solo me venden engaño. -Eso no es extraño, amiga mía. El engaño es un ingrediente que sazona los servicios cotidianos de las gentes cuando no tienen esperanza; ponen su corazón en la materia, y buscan lo mejor para ellos, aunque creen que lo mejor son las deshonestas ganancias de sus malas o buenas mercancías. -Sí, pero- intervienen doña Clientina- ¿y la lay y la justicia? -Señora, la justicia mejor es la de Dios, y la ley son las Sagradas Escrituras, y hay que conocerlas porque nos guían a toda verdad. Yo, como comerciante, me guio por ellas, y espero de Dios la bendición. -Bien, don Mercante, creo que es lo correcto… ¿Cómo están los precios, con altura?- Don Mercante sonríe, y responde: -Es mi deber hacerlo todo con altura, pero no los precios; de ellos podríamos decir que están por las Escrituras, lo más justo posible para satisfacción de mi jefe.- ¿Cuál es su jefe, señor? ¿No que es suyo este negocio? -Bien que sí, pero desde que entregué mi vida a Jesucristo, El gobierna mis asuntos. ¿No ve usted que la medida está completa? -Eso estoy notando, don Mercante, es muy diferente. -Tiene que ser diferente. En Proverbios 20:10 dice: Pesa Falsa y medida falsa, ambas son abominación a Dios. -Sí, así, mismo es, don Mercante. Varios comerciantes compran a $100, dicen: me costó $250, vendo barato en $275, ¿Qué le parece amigo? Si señora, así hacen los mentirosos acorralados por la avaricia. Los temerosos de Dios estamos apercibidos por Proverbios 28:22, que dice: Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza. Y más aún, en efesios 5 .5, que dice: Porque sabéis esto. Que ningún fornicario o inmundo, o avaro, que es idolatría, tiene herencia en el Reino de Cristo y de Dios. De esta clase de gente es que se refiere Prov.20:14, cuando dice: El que compra dice: malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba. Cuando el hombre pone su corazón en ls riquezas termina en la miseria espiritual, moral, y muchas veces hasta sin dinero mi corazón no está en este negocio, por eso trato con justicia. Mi fe está en Dios que meda paz, salud y salvación. -Bien,- respondió doña Clientina –ahora sí comprendo por qué Jesucristo es su jefe, y de seguro que desde este mismo momento lo hago mío también…, hasta luego don Mercante. Hasta luego, doña Clientina. ¿Quiere usted también hacerlo su jefe? Visítenos a nuestra iglesia__________________________________________________ Llame a Tel.:_____________________________________________________________